domingo, 28 de marzo de 2010

Ira...

Ella negaba con la cabeza mientras le insistía que no se fuera que enfrentara el dolor que nos habíamos construido que no mintiera cuando dijera te amo. No huyas le exigí mientras la escuchaba llorar, sollozar. Sus gritos ahogados se diluían en mis sabores oscuros y amargos. ¡Callate! Le grité mientras cortaba mis emociones con punzadas penetrantes. Me insultaba por la idiotez e insensatez de mis sentimientos. Me has chupado la sangre pero aun no he sufrido una anemia. Estoy seca, sedienta, salada, me has absorbido y no soy mas que un montón de arrugas. Ya no escupo ironías, sarcasmo, detalles, promesas, saludos, escupo negrura y hedor.

Tus ojos van perdiendo el brillo mientras se refleja tu piel mutilada en el metal, la carne emite sonidos que tu garganta inerte no puede reflejar. Despierto y no hay rastros de tus fluidos, de tu vida por aquí. Sería demasiado fácil que hubieras muerto, la muerte se ha detenido para no llevarte, pero aquí yo estoy del otro lado de la frontera1. Espero con los parpados peleando contra su peso, a que regreses a enderezar lo que has torcido, pero no regresas, sigues corriendo, embarrándote en tu cloaca de miedos, cada vez es más frustrante verte caer.

Me parece absurda mi espera, a veces pienso que sería mejor olvidarme por completo de tu existencia, emigrar, adaptarme a que te desvanezcas a que no halla espacio para que seas ni siquiera un recuerdo entre las pilas de mi memoria. Sería una hecatombe el sacrificio de nuestras memorias, los encuentros, los matices de ellos, todo lanzarlo a la pira para que no resurjan jamás.

Tanto dolor sumergido en estas líneas, cuanta rabia, es casi irreal cuanto poder pueden obtener las palabras cuando se emplean para deshollinar el coraje. Como un simple sonido puede abarcar emociones tan tajantes como el amor mezclado y borracho de odio. Como se puede uno tambalear tan fácilmente entre uno y otro, como se puede flagelar un sentimiento en instancias tan puro, y tan pútrido en otras.

El coraje es en instancias como un arpón en las entrañas, que habilidad para desvanecer aunque sea por segundos, instancias ínfimas, todo lo que se siente. Se piensa ilusamente que el amor es más fuerte que el odio, pero todo demuestra lo contrario, las puñaladas, los azotes, los muertos que se acumulan cada vez.


1: Hace alusión a la novela de José Saramago, "Las intermitencias de la muerte".

1 comentario:

Noelia dijo...

El odio es mas fuerte en el momento que se siente, y si, puede hacerte pensar que todo lo que una vez pudiste sentir ya no existe. Pero "creo" que al final el amor ablanda el odio...

(hablamos de odio hacia alguien que una vez se amo, porque creo que eso es el odio mas fuerte)