domingo, 28 de marzo de 2010

Colgando de un hilo

Se repite la historia, me encuentro otra vez colgando del trapecio, tambaleándome entre un mundo de fantasía y el real, entre sonrisas y desprecio. Vuelvo a encontrarme en esa extraña posición en donde no encuentro algo concreto que pisar, me encuentro renovando la membresía de este club, de este circo en lo que se ha convertido mi existencia. El cosmos vuelve a hacer de las suyas, proclamándose dueño y señor de mi destino, quitándome las riendas de todo lo que ya tenia controlado.
Me encuentro atrapada entre líneas, esparcida en un limbo, desterrada de mi persona, enviada a morar a cualquier otro lugar, lejos de todo. Sin quererlo me convierto en otro payaso de ese circo, en otra crítica, otro espejismo. Me castigan los dolores en el pecho, las memorias malditas, los recuerdos podridos de dolencias. Me estoy ganando el premio de la carrera en actuación más larga, siento que llevo fingiendo toda una vida, aunque no sea tan larga, ni a la vez tan corta.
Postergo mi ridículo, mi puesta en escena, intento invernar en mi, o en eso que queda esparcido entre la nada y el papel. Tengo todas las esperanzas amarradas a un destino funesto, tengo todas las dolencias acumuladas en un espacio demasiado pequeño, tengo lágrimas para rellenar océanos. Tengo cordones de ideas sirviendo de red de seguridad del trapecio en el que cuelgo de cabeza.
Mis sentimientos se amontonan se convierten en una esfera esperando para ser disparados por el cañón, para hacer cuenta que son un número más en este espectáculo. Con mi traje de payaso y mi sonrisa pintada intento recoger los pedazos de la explosión, me distraigo entre las risas, los aplausos, se me pierden algunos pedazos, ya esos sentimientos no hacen sentido. No se cual será el próximo número, no se hasta cuando aguante mi estomago retorcido la sarta de pretensiones, de mentiras.
No se hasta cuando pueda seguir escondida en la cúpula de este limbo. No se cuando pueda recuperar los instantes que faltan, las piezas perdidas, y pueda desvestirme, mirarme al espejo y poder verme. No se en que momento de esta historia mordí la manzana y perdí el paraíso, no se en que momento apareció la serpiente a instarme, no se en que momento me caí del trapecio y quede colgando de un hilo.

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