martes, 22 de enero de 2008

Lucía, tu alma...

!Lucía!, !Lucía¡,

¿Quién es?

Es tu pútrida conciencia, tu alma, lo que quieras pensar que te habla, te estoy llamando… contéstame.

¿Ya vienes a joderme la vida?

Sí, ¿y que pretendes que haga todo el día?

Ya se lo que vienes a decirme y no quiero hablar de eso.

¿No quieres hablar de que? De lo que te esta atormentando, del intrínseca necesidad que tienes de obtener el valor para morir, ¿es de eso de lo que no quieres hablar?

¡Cállate! Te dije que no quiero hablar contigo.

¿Y porque Lucía? Estas ignorando la mierda que te rodea, o simplemente tienes ganas de encolerizarme?

No quiero hablarte de la mierda que me rodea, no quiero que me digas lo que sabes, ya lo se. Que coño quieres que te diga, que me siento como mierda por ignorar el grito agudo de ayuda que pide Rubén, que no se si el hedor de mi alrededor son los restos descompuestos de un Dios que se me murió. Que no tengo otra mierda en que creer que no sean estas pinches conversaciones contigo. ¿De cual de todas las mierdas quieres que te hable?

De la que más te duela.

Tienes un descaro increíble, te encanta que sangre, que duela, que arda.

No, simplemente me encanta que me hables, que me dejes de ignorar, porque no creas, cuando sangras, yo también lo hago, a mi también me rodea tu mierda Lucía, yo también huelo. Te pasó algo hoy de lo que no me has querido contar, no me has dicho nada, has ignorado por completo lo que te pasó.

Lo se, no se que decirte.

¿Te chocó? ¿Encontrarte cara a cara con alguien que si tuvo el valor? O…¿qué lo tuvo a medias?

Sí, me trastorna pensar en él.

¿Por qué?

Porque no puedo creer que alguien tenga tanto dolor, que el roce del metal por la piel sea la salida ideal para que corra libre ese dolor, para que se pinte de rojo. Me hace pensar cuantas veces he sido participe de ese dolor, y cuantas veces le he provocado ese dolor a alguien.

Sabes que no tienes forma de saber eso. También sabes que no puedes evitar sentir dolor, o provocar dolor, está en tú naturaleza.

Tú también estas en mi naturaleza y aun así puedo ignorarte a veces.

¿O puedes realmente? Sabes que estoy presente aún cuando intentas ignorarme, que me consultas todo aun cuando te moleste mi presencia, sabes que no mueves un pie sin que yo lo autorice.

Estas muy creída tu, yo puedo mitigarte o venderte a algún demonio, quizás lo intente.

Venderme, Lucía ya me has regalado por pedazos a tantos demonios que ya no tengo personalidad, la que te habla es una partícula rodeada de la mierda, el dolor, el gris el negro, todo lo pútrido de tu existencia, soy la única partícula limpia que queda de todo lo que has ensuciado con tu intrínseca necesidad de mitigar lo que sientes, de atesorarlo y dejarlo salir a cuenta gotas. Tienes la genial costumbre de entregarte entera para luego reprimir, sufrir con estoicismo, recordar con alegría cuando realmente solo quieres sentir dolor.

Porque los recuerdos son como la sangre para todas las cosas vivas, porque sin recuerdos yo no sabría quien soy, porque sin experiencias yo no viviría mi vida porque no sabría ni como caminar.

Eso no es del todo malo, ser una tabula rasa, volver a comenzar, escribir esas páginas en blanco.

Es imposible olvidar del todo.

Inténtalo Lucía, te lo pido por favor.

¿Por qué?

Porque mientras tu recuerdas soy yo la que me lleno de esa tristeza que tu no quieres proyectar, soy yo la que absorbo tus lágrimas, Lucía, llora por favor porque me ahogo.

No puedo llorar, porque si lloro reconozco que quiero sanar, las heridas son necesarias Alma, son necesarias para sentirme viva.

No te es suficiente con abrir los ojos.

No, porque a veces lo que ven los ojos es más triste que la oscuridad, y no quiero tener que depender de mis ojos para sentirme viva. Las memorias no necesitan de los ojos para sobrevivir, las puedo ver aun cuando no halla luz en mis parpados.

Hay cosas que deberías olvidar, sin embargo son esas a las que más te aferras, ¿porqué te escondes detrás de tu antítesis cuando te toca sufrir?

No has pensado Alma, que quizás es ella quien se esconde detrás de mi, para sufrir, quien se esconde detrás de Lucía, el ser melancólico que se alimenta de las memorias, para proyectar la tristeza que en su intrínseca necesidad de que los otros piensen que nada le duele ni le afecta, suele reprimir.

Quien sabe Lucía, acaso puedes tu detenerla, ella tiene control sobre nosotras, sobre las dos, ella es quien dibuja y crea, nosotros solo representamos.

No pienses que no tenemos cierto poder sobre eso, igual somos manifestaciones cargadas de coraje y de emociones, crees que eso no afecta la psiquis de quien dice tener control sobre nosotras.

No muerdas la mano de quien te da de comer, en este caso de quien te da la vida Lucía, tú y yo solo somos manchas negras en un papel, sin embargo ella es un ente que existe, que vive.

Y nosotras, ¿hemos muerto? Además piensas que eso es vida, reprimir, esconder, sufrir en silencio, el silencio me parece algo nauseabundo, un asco.

No lo se quizás cada vez que deja de manchar el papel, morimos un poco, cada vez que no nos escribe por mucho tiempo perdemos vitalidad.

Puede ser eso cierto, de todos modos mientras me utilice para sufrir me mantiene existiendo en negro.

Te conformas tan fácilmente Lucía, ¿acaso no es un poco injusto que no te permita ella sentirte feliz?

Mis características me son inherentes, las tengo desde que manche el papel por primera vez. Sin embargo hay días en los que si me permite ser feliz, que me permite emerger y existir en sus días, me permite rozar la piel de las personas a quien quiere, me permite besar, tocar, me permite vivir por un día o dos.

Pero luego te vuelve a encerrar en el mundo idealizado en que existes.

¿Y qué importa? Si, sabes bien que me alimento de los recuerdos, esos son los días que más me llenan.

Lucía, hay algo que he querido preguntarte desde hace algún tiempo y no me lo has permitido, se que es algo que doloroso que estas escondiendo, por favor déjame saberlo.

Ya se lo que quieres saber, pero de todos modos prefiero que me preguntes.

En esos días que estuviste viviendo por ella; ¿te enamoraste de su pareja verdad?

No lo se, pienso que de una forma u otra si, pero jamás podré saber con certeza que es el amor, total, una persona que existe a medias como yo, que existe entre días lluviosos y pedazos de papel, entre nostalgia y heridas abiertas, entre sufrimiento libre y represión constante no puede tener ideas claras, la banalidad de mi existencia no me lo permite.

Sin embargo sin ti ella no existiría, tu eres la que siente por ella, porque como dices se esconde detrás de ti, entonces todo ese amor que ella decía sentir, realmente fueron sentimientos tuyos.

No compliques más el panorama Alma, yo no quiero pensar que amo porque sería idealizar una vida que no poseo, ella es quien ama, yo solo sufro. Sufro cada vez que me escribe denotando frustración, locura, cada vez que me suicida sin yo estar de acuerdo, me quita mi reflejo, me otorga una existencia dolorosa. ¡Basta! No quiero entrar en discusiones existencialistas contigo Alma, al fin y al cabo tú existes igual o menos que yo, eres como Dios, todos quieren pensar que existe pero son todos los que lo desaparecen constantemente con sus acciones…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Intenso y de acuerdo a tus vivencias, bastante realista...Penelop