jueves, 24 de enero de 2008

Carta a la infelicidad

Carta a la infelicidad.

Eres tan abundante, tan creciente. Estas en todas las caras, las miradas, las emociones. Estas en todos los niveles de la conciencia, estas aquí. Estas en cualquier lugar que miro, estas en cada rincón de este planeta, que es demasiado pequeño para acogerte. Tienes demasiada fuerza, demasiada energía, demasiada determinación. Eres como una plaga, una bacteria. Te introduces en el corazón, en la mente, en los ojos, en los labios, en mi. Carcomes todo lo que encuentras a tú paso, te alimentas de los sueños, de las incapacidades, del miedo, del dolor. Eres más popular que Dios, te comportas peor que el Diablo, me lastimas peor que la tristeza. Habías sido parte de mi, aun cuando no te conocía, aun cuando no sabía tu nombre. Logré desvanecerte de mi vida, disminuir tu presencia, ahuyentar tus intrigas, no satisfacer tus deseos. Eres demasiado persistente, demasiado tenaz, fuiste sacudiéndote la piel, la piel que había podido lastimar, la piel que pude erradicar, casi lo logro, casi te elimino, te aniquilo, te abandono. Me descuidé un segundo a disfrutar de tu ausencia y fue ahí cuando aprovechaste para arremeter con más fuerza, con más ímpetu, acribillaste mis defensas, martirizaste mi razón de ser, me mataste sin hacerlo a la vez. Estas golpeando por donde más duele, estas golpeando a mi otra mitad, sin saber que el residuo de tu inmundicia se está quedando con mis deseos de despertar. Estas logrando todas tus metas, tienes más éxito que nadie, no le temes al fracaso, a la extinción, porque sabes es imposible. Te incorporaste a mi utopía, no se como lograste entrar, no se como lo lograste, burlaste mi seguridad, ahí yace llorando tú descaro, tú irreverencia, tú envidia. Antes no eras parte de mi vida, ahora te has convertido en la rutina más asquerosa que he adoptado. Antes viví feliz sin ti, ahora tengo que cargarte a mis espaldas, estas demasiado adherida, me coartas, me trituras, me dominas, me incitas a dejar de existir. He perdido demasiadas batallas contra ti, he ganado muy pocas, pero quiero que sepas que soy muy mala perdedora, no pienso dejar que tu cáncer se siga propagando en mi cuerpo, en mi vida. Te informo que voy a lograr salir de ti, te doy tiempo para que encuentres alguien mas a quien amargarle sus días.

No hay comentarios: