jueves, 9 de diciembre de 2010

El Club de Agua

Aquella noche de descubrir, de explorar, de intentos. La música se hacía parte de la atmósfera, de las paredes azuladas. Se aclimataba a la temperatura de la habitación, teniendo sus asensos con precisión absurda. La tenía a ella frente a mí, para mí, para admirarla, lo hermoso de su sonrisa y la pureza en su mirada.
Luego de los nervios, vino la soltura, mitad por el alcohol y mitad por el deseo, la curiosidad. Los besos fueron parcos a la hora de buscar sincronía, estaba predispuesta. Pulsación instantánea.
Nos revolcamos dentro de ese universo paralelo que construí para filtrar los demonios de la realidad. No te pertenece. No es para ti. Esto es solo por hoy. Haz que cuente. Me sumergí en ella. A medida que llegaba más profundo, algo en mi decía, “no la pierdas”.
Siempre me ha parecido dormir con un extraño un momento revelador, no tanto dormir quizá pero si despertar. Me parece una prueba genuina de intimidad y de sinceridad. Despertar y encontrarme frente a ella viéndola soñar, me di cuenta que quería volver a verla despertar. No obstante, me fraguaba una lucha intensa con los miedos, las heridas sin sanar, tan recientes, tan insoportables. Así me pase, dándole vueltas al asunto de ceder, dejarla ir a su destino previo, no luchar, no retenerla, no confundirla más.
Pude mantener el esfuerzo casi pasada la noche. Salimos a comer luego de un revolcón y la lleve a un lugar oriental que me fascina. Pensé: ”ya me he comprometido sin querer, la estoy llevando a mis lugares”. Aun así seguí firme, sin ceder ante el inmenso deseo de decirle; No te vayas porque aunque no se exactamente que esto, me apetece mucho averiguarlo.” Mientras comíamos, la miraba a los ojos y me rendía pensando que no era justo mi egoísmo, era demasiado lo que le pedía, habían planes, personas, familias involucradas.
Luego en la playa tuvimos un momento en donde me abrazó, sentir su cuerpo tan cerca del mío, no con la agudeza y energía del sexo, sino con la timidez y ternura del cariño. Fue genial, fue como si todos los cabellos de mis brazos fueran a arrancarse, el toque de sus manos en mi espalda ocasionaba manifestaciones en todas las latitudes de mi cuerpo. Sensaciones que no había sentido en años. Regresamos a la habitación y seguimos dibujando nuestro futuro juntas sin saberlo.
Ya de nuevo en la cama, la tuve sobre mí, acariciándome la cara, mirándome con la misma entrega con la que yo me desbordaba por ella. Perdí, por un segundo que pareció eterno, la mire fijamente y pronuncié la esperada sentencia. No te vayas. Luego de decir esas palabras supe que no tenía vuelta atrás, que estaba enganchada y que lo delicioso de este encuentro iba a repetirse en mi cuerpo, en mi memoria y que sería casi imposible de olvidar.

4 comentarios:

isis drachir dijo...

me encanto!... es casi como la película habitación en roma.

Mademoiselle Framboise dijo...

Quedo paralizada en mi entorno la impresion sensible plasmada en tu escrito...

Lo disfrute mucho

CF dijo...

Wow!! Me fascino, tienes un talento tremendo. Tus palabras son penetrantes, casi como ver una pelicula segun sigo leyendo.

MusA dijo...

La pasion y el deseo que habita,me has dado la experiencia de saborearla. Sumergirme en esa historia que se ha convertido en mi memoria perpetua. woOw excelente.